Objetos asesinos, porque en el cine de horror no son todos psicópatas, zombies o vampiros. En esta ocasión les dejamos seis películas en las que el terror proviene de cualquier cosa, desde una heladera hasta extensiones de cabello. Suerte, y recuerden que cualquier cosa puede matarlos.
The Refrigerator (Nicholas Jacobs, 1991)
Una pareja se muda a un departamento en un barrio marginal de New York. El lugar cuenta con una heladera, que es lo único que les gusta ante en un hogar que no les da mucho. Sin embargo, poco a poco descubren que el electrodoméstico es un monstruo que mata a la gente de formas horribles y luego los envía al infierno. Una película que nos muestra que lo más peligroso de una heladera no es abrirla descalzo, porque los objetos asesinos pueden ser cualquier cosa.
Rubber (Quentin Dupieux, 2010)
Una bastante conocida, pero no por eso menos importante. La historia de Rubber tiene como protagonista a un neumático que cobra vida de repente y, cuando descubre sus poderes, inicia un raid de asesinatos grotescos y sangrientos. Pero su matanza dará paso a un viaje y a la búsqueda de una mujer que será su obsesión. Ah, el neumático se llama Robert.
The Lift (Dick Maas, 1983)
La historia de esta película nos cuenta que en un edificio de oficinas de la ciudad de Ámsterdam están sucediendo una serie de extraños asesinatos. ¿Por qué extraños? Porque todos suceden en un ascensor o tienen relación con él. El mecánico al que envían a repararlo no encuentra nada raro, pero al parecer el elevador tiene otros planes producto de un experimento prohibido. Así que ya saben, como dice el tráiler del film: vayan por las escaleras.
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Killer Sofa (Bernie Rao, 2019)
El sofá protagonista de esta película no es un sofá cualquiera, ya que dentro de él tiene un dybbuk, un espíritu maligno capaz de poseer criaturas y, por lo visto, muebles de confort del hogar. Por otro lado conoceremos a Francesca, una chica que tratará de averiguar a quién perteneció antes el sillón. Sin embargo, las cosas se irán poniendo cada vez más extrañas cuando el sofá, celoso, empiece a cometer asesinatos por ella.
Exte: Hair Extensions (Sion Sono, 2007)
Si hablamos de objetos asesinos, este es uno de los más extraños. Una película que nos recuerda a ese capítulo de Los Simpsons en el que a Homero le hacían un trasplante de cabello. La historia nos cuenta sobre una joven que se pone extensiones en su pelo pero, detalle para nada menor, los cabellos provienen de chicas asesinadas. Con elementos típicos del terror japonés y algunos toques de drama, la historia está un poco tirada de los pelos pero es muy entretenida.
Bed of the Dead (Jeff Maher, 2016)
Dos jóvenes parejas llegan a un lugar en el que el sexo tiene mucha importancia. Al parecer, la idea es armar una buena orgía y no privarse de nada, pero algo raro pasa con la cama donde pretenden satisfacerse mutuamente. El primer indicio de esto se da cuando uno de ellos es despedazado brutalmente. Si bien la propuesta puede parecer muy delirante, la película se toma en serio y ofrece una trama retorcida con buenos momentos de gore. A no dormirse.
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Slaxx (Elza Kephart, 2020)
El pantalón vaquero, el jean de toda la vida, sí, ese va a ser el asesino en Slaxx. Esta prenda de vestir será poseída y comenzará una masacre sangrienta desde el local de moda donde se vende y solo podrá ser detenida por la protagonista, Libby, una joven idealista que no parece saber qué hacer, mucho menos con la cantidad de sangre derramada. Película ideal para verla vestidos.
The Boat (Winston Azzopardi, 2018)
El nombre no parece ser lo más descomunal del mundo, menos cuando el bote es uno de los dos personajes del film. Un marinero sale a trabajar con normalidad, pero una densa niebla no le permite navegar. Sin embargo, se encuentra un velero abandonado al que trata de acceder. A partir de ahí, la supervivencia será su única opción, y su compañía será una presencia desconocida y mortífera.
The Drone (Ordan Rubin, 2019)
Para esta altura no hace falta aclarar el título y de qué trata la película. Si ven el trailer se van a dar cuenta que la sátira absurda sobrevuela por todo el film. Parece una joda, pero es real, y así la resumimos: un asesino serial transfiere su consciencia a un dron y el aparato poseído mata gente. Una especia de Chucky, pero con hélices y una cámara.
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The Gingerdead Man (Charles Band, 2005)
La galleta asesina además de hacerte engordar, te mata. Cuando la veas no vas a saber si comértela o huir. Llegando casi al final de la lista, lo que parecía raro, no lo es. Esta película trata sobre una galleta que cobra vida solamente para matar gente. Esta comedia de terror tiene como protagonista a Gary Busey, esos dientes no los tiene cualquiera. No hay mucho más por decir. Si no son celíacos, mírenla, que hay objetos asesinos peores.
Death Bed (George Barry, 1977)
Con tan solo 30 mil dólares y una sinopsis acotada: “Una cama poseída por un espíritu diabólico consume la vida de aquellos que duermen en ella”. Aquí nos encontramos con el único largo que dirigió Barry. Ahora, ¿es solamente eso? Claro que no: lo que al principio es una cama que se come una manzana, luego se bebe una botella de vino y termina con el plato principal, un ser humano. Parece que las drogas estaban baratas en el 77. El tema es que si te dormís mientras la mirás, te podés morir… devorado.
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No se detengan en el primer charco de sangre, hay mares por delante.
