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Si algo ha de morir, de Emanuel Rosso

Si algo ha de morir es un libro de cuentos escrito por Emanuel Rosso, publicado en el 2022 bajo el sello Gualicho.

Contratapa de Si algo ha de morir

Canciones escritas con tinta del infierno. Mentes que se fracturan. Muertos que golpean la madera non sancta que los retiene bajo tierra. En Si algo ha de morir, los horrores desfilan por los rincones más rurales de la Argentina, aunque su eco se oye en las ciudades. Llena de personajes reconocibles para cualquier lector, esta colección de cuentos toca las variantes favoritas del terror y del fantástico, con toques de humor y un poco de realismo mágico.

Tras haber plantado las semillas de su universo en El humo y la ceniza, Emanuel Rosso se sumerge -y nos sumerge- en estos quince relatos para leer a media luz, bajo las sábanas, y relojeando esa sombra que se proyecta cada noche en nuestra ventana.

Si algo ha de morir

Reseña

Demonios, brujas, alguna especie sin clasificar y, sobre todo, seres humanos brutales es lo que vamos a encontrar en Si algo ha de morir.

El eje principal de casi todas las historias es la familia. La antología está llena de familias disfuncionales. Quizás, después de todo, familias reales, con problemas reales. De esos que se ocultan ante la mirada de los demás. Problemas que ya no se toleran, que ya llegaron a un límite y piden a gritos una resolución. Y, claro está, esta no siempre llega de forma pacífica.

Entre los dramas familiares vamos a tener a la madre que se avergüenza del embarazo de su hija, a la tía homofóbica, al tipo que menosprecia a su esposa, al hermano bullyinero, al hijo que quiere mandar a su anciano padre al geriátrico porque piensa que no está bien de la cabeza, al sobrino que ya no se banca a su tía, a la madre maltratadora, el niño rebelde y contestador, y a los enconos parentales por cuestiones políticas.

El interior de cada persona se moldea de acuerdo a diversas circunstancias. Y, en ese interior, anidan sentimientos y pulsiones que consideramos que es mejor mantener ocultas. Así, autoreprimimos impulsos, por inmorales, por ilegales o por lo que sea. Pero, por suerte, en Si algo ha de morir no importan ni la ética, ni la ley. Los personajes son expuestos a situaciones que ya no soportan, y reaccionan en consecuencia. Algunas veces, por cuenta propia; y, otras, con algún empujoncito demoníaco.

Lo terrible de este libro ocurre (o va a ocurrir) puertas adentro. No es tanto el estar alerta ante el desconocido que nos ofrece golosinas, sino ante los conocidos que nos rodean. No es el Mal encarnado en el otro extraño, sino en el otro que se nos parece.

Sexo, sangre, horror y más

En la mayoría de los relatos que integran esta antología vamos a encontrar elementos sobrenaturales, entre los que se destacan los demonios (principalmente Chugalá, recurrente en la obra de Rosso). Por otro lado, los cuentos realistas se van a caracterizar por llevar la hipocresía, la bronca y el fanatismo a niveles insoportables, convirtiendo al ser humano en el lobo de sí mismo.

En más de un cuento hay encuentros sexuales violentos y consentidos. El horror y la sangre combinan bien con el sexo. Rosso lo sabe y no duda en darnos un poco de cada cosa. Incluso se atreve a sumar finas dosis de humor… Y le sale bien.

Se nota la influencia de Alejandro Dolina en algunos cuentos, especialmente en Bulevar San Juan e Ituzaingó y en El hombre que bajó del sol. Siendo Dolina mi escritor favorito, fue un placer enorme para mí encontrar algo de su estilo dentro de una antología de terror.

El autor no subestima al lector en ningún momento. Te da algunas herramientas y, más adelante, esas herramientas te sirven para entender lo que está pasando en la historia, sin que el narrador se deshaga en explicaciones.

Más de una de estas historias que integran Si algo ha de morir tienen excelentes remates, dejando para la última o ante última oración la frase que hace que el lector sonría (quizás, de espanto) al terminar el cuento.

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Cuentos a destacar en Si algo ha de morir

A lo largo de estas 116 páginas nos vamos a encontrar con 15 relatos. Entre ellos, mis destacados son:

Desde las tejas enmohecidas: mientras un pajarito canta una canción en el techo, una familia vuelve a su casa luego de una salida a la heladería.

El rol de cada personaje es fundamental en este cuento, la existencia de cada uno tiene un por qué. Se tocan un montón de temas sin necesidad de nombrarlos, casi de soslayo. Uno puede llegar a intuir algo de lo que va a pasar, pero no todo lo que va a pasar.

Choripán: asado familiar. No todos se llevan bien.

Bulevar San Juan e Ituzaingó: un grupo de amigos se junta a tomar vodka y a jugar al Juego de la Copa. Una entidad se comunica con ellos… y dice ser el mismísimo Diablo.

El hombre que bajó del sol: en las noticias aparecen casos de gente mordiendo gente. Mientras que los periodistas atribuyen el fenómeno a las drogas y a una secta caníbal, al parecer todo está relacionado con la muerte de Tusam… en 1999.

El murmullo en las nubes: tres amigos se juntan siempre para jugar al fútbol. Son los rechazados de la escuela, nadie más quiere jugar con ellos. Uno se la pasa comiendo galletitas, otro quedó tartamudo por culpa del tío y el otro habla todo el tiempo de comics, brujas y demonios.

11 páginas le alcanzan al autor para caracterizar a tres personajes, mostrarnos la situación en la casa de cada uno y hacernos comprender lo importante que es para ellos ese salir a jugar juntos. Todo dato acá es relevante. Y el plus que tiene este cuento es que conecta muy bien con otro de esta antología.

Si algo ha de morir no viene solo

Ya que mencioné la centralidad de la familia en estos relatos, cabe destacar que este libro fue editado en conjunto con otros dos: Ciudad de insomnio, de Nicolás Viglietti, y La llamada del monte, de Utz Gregorczuk. El arte de las portadas estuvo a cargo de Mariela Viglietti, dándole a estas obras no solo diseños excelentes, sino también el valor agregado de que se vean bien una al lado de la otra.

Libros Gualicho

Amantes del terror, no dejen pasar la oportunidad de leer joyas como esta.

Sobre el autor

Nació en Córdoba el 28 de diciembre de 1982 y creció en General Baldissera, un pueblo de dos mil habitantes que hasta mediados de los 90 no figuraba en el mapa.

En 2001 se mudó a la capital provincial, donde estudió Cine y Comunicación Social. Publicó El humo y la ceniza, su primera novela, en el 2018.

Actualmente integra la comisión organizadora del festival Córdoba Mata y dirige la revista digital Gualicho, un espacio de difusión para los autores que escriben terror.

En General Baldissera aseguran que nunca vivió allí ningún Emanuel Rosso.

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