Hoy toca reseñar Las crónicas sobrenaturales de Milena Crow, un libro de terror que aporta muchísimo material al folklore de terror latino. Esta historia tiene la particularidad de estar escrito a cuatro manos, un par le pertenecen a Mauro Croche, un escritor al que ya lo hemos leído y entrevistado, su libro Oscuridad fue de lo mejor que reseñamos el año pasado; y el otro par de manos le pertenecen a Elizabeth Valky, una escritora mexicana que aunque parezca mentira, además trabaja en una morgue y es licenciada en criminalística. Con esta dupla no puede salir algo mal, o sí, pero tenemos velorio gratis.
Sinopsis de Las crónicas sobrenaturales de Milena Crow
Itzel Guadalupe López Hernández es una periodista mexicana radicada en Los Ángeles, California. Allí vive feliz con su marido y sus dos hijos: Alexander, de ocho años, y Joseph, de cuatro. Sin embargo, la vida de Itzel cambia de manera drástica, cuando una noche sufre un accidente en una ruta desierta, en el que Alexander muere y Joseph entra en coma irreversible. Itzel no recuerda absolutamente nada del accidente, pero su marido la acusa de asesina y le pide el divorcio.
Un año después, carcomida por el dolor y la culpa, Itzel acepta trabajar para Los Misterios del Unicornio Amarillo, revista dedicada a lo paranormal. Allí, escribe entrevistas bajo el seudónimo de Milena Crow. Mientras investiga casos de posesión demoníaca, aterradoras sesiones de ouija y entidades enloquecedoras, Itzel se adentra en un caos progresivo de muerte y locura, y muy pronto se encontrará luchando contra fuerzas más oscuras de las que nunca hubiera imaginado, en pos de la verdad y la salvación de su hijo.
Bueno, ya tenemos la sinopsis y arrancamos el libro, pero… la cantidad de cosas que pasan en la historia triplica lo que nos cuentan como adelanto. Itzel está viviendo junto a su marido James: un empresario en muy buena posición social. En esta parte del libro, donde Mauro y Valky nos presentan algunos de los personajes, todo marcha tranquilo hasta que Itzel tiene un accidente con el auto, donde el hijo mayor muerte y el menor termina en coma. Acá comienza el problema: ¿por qué estaban en esa zona de la ciudad? ¿cómo hicieron para que el auto se destruyera de esa manera? y lo peor: ¿por qué Itzel no recuerda nada de lo sucedido? Para todos la culpable es ella y es acusada por la muerte de su hijo, pero el misterio es más fuerte que los índices que la señalan y tiene otra oportunidad de volver a empezar.
Con esas preguntas sin responder comienza una vida nueva para ella. Debe irse de Estados Unidos, donde antes vivía, para volver a empezar desde cero, siendo lo que era antes de casarse: un periodista. Ahora, sin dinero y sin familia, cae en el abandono a tal punto que solamente habla con su mascota.
Entre las cosas que puede hacer, vuelve a redactar para algunas revistas de poca monta, hasta que da con Lévi, un personaje raro e introspectivo que le ofrece mucho dinero para escribir historias paranormales. El trabajo consiste en entrevistar personas que pasaron por situaciones extrañas, y ella acepta. Así comienza a aportar notas para El misterio del unicornio amarillo (qué nombre feo para una revista, por favor). Muchas de estas entrevistas son muy buenas en contenido real, los autores no dicen cuáles son verídicas y cuáles no, pero si uno investiga un poco de internet, nos encontramos con muchas sorpresas.
Ahí comienza a utilizar el seudónimo de Milena Crow, que con el paso de las páginas deja de ser solo un nombre, para ser una forma de vida. Este nuevo personaje tiene muchísima más impronta para la historia y aporta más curiosidades a medida que las páginas van avanzando. Muy acertada esta decisión.
Mauro Croche: una entrevista entre Oscuridad y chats de terror
Otro punto a favor que hace llevadero este libro de 400 páginas es que al principio, cuando Milena Crow no existe, las historias de estos dos personajes se van intercalando entre capítulos, aumentando la curiosidad de manera exponencial. Ese es otro punto a favor: la construcción de la historia, la mezcla de las entrevistas con el proceso de Itzel es de lo mejor. Que, si bien la manera de escribir de estos autores es fluida y simple, las cantidades de situaciones por las que pasan muchas veces te hace perder entre capítulo y capítulo, pero en definitiva todos los cabos sueltos terminarán por atarse. Hay que ser pacientes.
Los giros de la historia principal con las secundarias forman un mapa bien definido, y eso lleva trabajo, y se nota que tiene empeño el libro. Además, tocan folklores latinoamericanos que, viviendo en esa zona, le da un plus de cariño al libro. Más allá de que un personaje se llame James y viva en estados unidos, a medida que avanza el libro la cercanía se va sintiendo cada vez más.
Seguir hablando de la trama y la construcción de los personajes sería spoilear la historia y dejarlos sin las sorpresas que disfrutamos al leerlo. Les recomiendo este libro que, más allá de ser extenso, te atrapa y te lleva a viajar a parajes increíbles, mundanos y terroríficos.
Aprovechen a viajar por la literatura que hasta el día de hoy es posible.
No se detengan en el primer charco de sangre, hay mares por delante.
